miércoles, 21 de abril de 2010

Las aventuras de Mark Twain


Samuel Langhorne Clemens nació en Florida (Missouri) el 30 de noviembre de 1835. Con tan sólo cuatro años de edad se trasladó con su familia a Hannibal (Missouri), un puerto fluvial en el Mississippi, donde realizó sus primeros estudios.

Al morir su padre, en 1847, comenzó a trabajar como aprendiz de imprenta y a manejar el oficio de tipógrafo, publicando ya sus notas en el periódico de su hermano, el Hannibal Journal, en 1851.


El hombre es la criatura que Dios hizo al final de una semana de trabajo, cuando ya estaba cansado

Trabajó, asimismo, en imprentas de Keokuk (Iowa), Nueva York, Filadelfia y otras ciudades y, más adelante, como piloto de un barco de vapor que atravesaba el río Mississippi. Y en 1861 se alistó por un breve período de tiempo en una compañía irregular de voluntarios de caballería del ejército Confederado.

Un año más tarde comenzó a trabajar como periodista en el Territorial Enterprise de Virginia City (Nevada), firmando ya en 1863 sus artículos con el seudónimo con el que se le conocería en el futuro, Mark Twain.


Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar

En 1864 se trasladó a San Francisco, ciudad donde conoció a los escritores Artemus Ward y Bret Harte, que le animaron a continuar con su trabajo. Al año siguiente, retocó una historia que había oído contar en las minas de oro de California y, al cabo de pocos meses, el autor y su cuento, "La célebre rana saltarina del condado de las Calaveras", adquirieron una enorme fama en todo el país.


Tras pronunciar una serie de conferencias en Nueva York y visitar Europa y Tierra Santa, Twain plasmó estos viajes en “Los inocentes en el extranjero”, un libro en el que analizaba con ironía los aspectos del Viejo Continente que solían deslumbrar a los turistas estadounidenses.

Tras su enlace matrimonial, en 1870, con Olivia Langdon, se estableció en Hartford (Connecticut). Entre esta ciudad y Quarry Farm (Nueva York), escribió gran parte de sus mejores obras en las décadas de 1870 y 1880.

En “Una vida dura”, Twain rememora sus experiencias como periodista y buscador de oro. Y en “Las aventuras de Tom Sawyer” describe maravillosamente la infancia en un pueblo a orillas del Mississippi.

"La mayoría de las aventuras que refiero en este libro son reflejo de la realidad; una o dos me han ocurrido a mí mismo; el resto son anécdotas de otros niños, compañeros míos de la escuela. Huck Finn ha existido; Tom Sawyer también, si bien no se trata de un solo individuo; es una combinación de las características de tres chiquillos amigos. Es pues un trabajo arquitectónico de orden compuesto.
Las raras supersticiones de las que doy fe prevalecían entre los niños y los esclavos del Oeste en la época de este relato


A pesar de que destino este libro a pasatiempo de muchachos, espero que no lo despreciarán los hombres ni las mujeres, ya que en parte está compuesto con la idea de despertar recuerdos del pasado en los adultos y exponer cómo sentían, pensaban y hablaban, y en qué raras empresas se embarcaban"

A través de “Un vagabundo en el extranjero”, nos hace partícipes de un viaje a pie entre la Selva Negra, en Alemania, y los Alpes suizos. Y con “Príncipe y mendigo” nos adentramos en una trama argumental que se centra en el intercambio de identidades en la Inglaterra de los Tudor.


Vida en el Mississippi” combina el recuento autobiográfico de sus experiencias como piloto de barco con una visita al Mississippi veinte años después. Y en “Un yanqui en la corte del Rey Arturo” satiriza la opresión en la Inglaterra feudal.


Las aventuras de Huckleberry Finn”, secuela de “Las aventuras de Tom Sawyer”, ha sido por muchos considerada como la obra maestra de Twain. Historia que, si bien está repleta de humor y exuberancia narrativa, no deja de denunciar los efectos de la crueldad humana.

En 1884, Mark Twain fundó la empresa editora Charles L. Webster and Company, en la que publicó numerosos libros tanto suyos como de otros autores. Diez años más tarde, una desastrosa inversión en una imprenta automática le endeudó, obligándole a dar una gira de conferencias por todo el mundo con el fin de obtener fondos con los que pagar a los acreedores y salvar la imprenta.

A su regreso publicó “Viajes alrededor del mundo siguiendo el ecuador”, resultado de esta experiencia.


Si dices la verdad, no tendrás que acordarte de nada

Sus obras de las décadas de 1890 y 1900 están marcadas por la amargura y un creciente pesimismo causados por el fracaso de sus negocios y la muerte de su mujer y dos de sus hijas.


Las más destacadas de este periodo son “Wilson”, una novela sobre un asesinato que tiene como trasfondo el racismo, y “Recuerdos personales de Juana de Arco”, una biografía sentimental.

Y cuentos como "El corruptor de Hadleyburg" y "Oración de guerra", ensayos políticos, el manuscrito "El extranjero misterioso" y numerosas notas autobiográficas.


Cuando era más joven podía recordar todo, hubiera sucedido o no

Considerado como uno de los más destacados escritores de la historia literaria de su país, Twain obtuvo una enorme popularidad a través del humor que se desprende de sus escritos, pero recibió también el reconocimiento de la crítica por su uso realista de los dialectos, en especial el hablado a orillas del Mississippi, y por su perfecto retrato de la sociedad de su país a mitad del siglo XIX.


Mark Twain nos dejó el 21 de abril de 1910. Pero su magnífica obra literaria le ha hecho inmortal.

Quien no lee un buen libro, no tiene ventaja sobre aquél
que no lo puede leer
(MARK TWAIN)

5 comentarios:

Alicia dijo...

¿Cuántas veces vimos Tom Sawyer en el cine? ¿6? ¿5?...
Yo no he leído demasiado a este hombre, pero lo que leí gustome y admírole mucho. El conde americano, una de las que no menciones, está llena de fino sentido del humor.
Y ya.

Noelio dijo...

Pues no sé cuántas veces vimos "Tom Sawyer" en el cine, Alicia, pero yo me la vi ayer otra vez en DVD, que para eso me la he comprado. Y me sigue gustando, mira tú.
Y gracias por el apunte de "El conde americano". Buscaréla para leérmela con gusto.
Saludos desde el Mississippi.

M. de Tejón dijo...

De Mark Twain no he tenido ocasión de leer nada, pero si he visto algunas de las películas que se han hecho sobre sus escritos.
Las películas están entretenidas, divertidas, y bastante bien ambientadas, por lo que puedo deducir que este señor escribia bastante bien, pues ya se sabe que los libros siempre superan a las películas que se basan en ellos.
Si algún dia tengo tiempo, me leeré alguno de su libros.

Noelio dijo...

Buen propósito el tuyo, M. de Tejón, que el leer siempre ocupa un buen lugar.
Y buena deducción la que haces de que escribía bien por lo bien que están sus adaptaciones cinematográficas.
Y es que Mark Twain es uno de esos personajes literararios que ha estado, está y estará ahí siempre.
Unido a nosotros eternamente, como Sawyer y Huckleberry.
Besos tejoneros.

Anónimo dijo...

Good!